La pérdida de audición y la sordera

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La pérdida de audición y la sordera

Se dice que alguien sufre pérdida de audición cuando no es capaz de oír tan bien como una persona cuyo sentido del oído es normal; puede ser leve, moderada, grave o profunda y afectar a uno o ambos oídos.

Según datos de las OMS, más del 5% de la población mundial (360 millones de personas) padecen pérdida de audición discapacitante, de los cuales 32 millones son niños. Por otro lado, alrededor de 1100 millones de jóvenes de entre 12 y 35 años están en riesgo de padecer pérdida de audición por su exposición al ruido en contextos recreativos.

Causas de la pérdida de audición y la sordera

Causas congénitas pueden determinar la pérdida de audición en el momento del nacimiento o poco después y pueden deberse a causas genéticas o complicaciones en el embarazo o el parto; 5 de cada 1000 recién nacidos sufren algún tipo de deficiencia auditiva.

Causas adquiridas pueden provocar la pérdida de audición a cualquier edad. Debido a algunas enfermedades infecciosas (meningitis, sarampión…), infecciones crónicas del oído, el empleo de determinados fármacos, la obstrucción del conducto auditivo, la exposición al ruido excesivo (dispositivos de audio a un volumen elevado durante períodos prolongados de tiempo, o en bares, conciertos, acontecimientos deportivos…) y el envejecimiento.

 

Consecuencias de la pérdida de audición

Una de las principales consecuencias de la pérdida de audición es la limitación de la capacidad de la persona para comunicarse con los demás, lo que puede tener efectos importantes en la vida cotidiana y generar sensación de soledad, aislamiento y frustración, sobre todo en las personas mayores que padecen pérdida de audición.

En los niños con pérdida de audición desatendida, el desarrollo del habla se suele retrasar y pueden tener efectos muy perjudiciales en su rendimiento escolar. Los niños afectados suelen tener mayores índices de fracaso escolar y necesitan más asistencia educativa. Entre los adultos con pérdida de audición, la tasa de desempleo es mucho más alta. Una gran proporción de los que sí tienen empleo ocupan puestos de categoría inferior en relación con la fuerza de trabajo en general.

 

Prevención

La mitad de los casos de pérdida de audición pueden prevenirse a través de medidas de salud pública; vacunando contra la rubéola a adolescentes y mujeres en edad fértil (antes de quedarse embarazadas), prevenir las infecciones por citomegalovirus en mujeres embarazadas mediante una higiene correcta, seguir unas prácticas correctas de atención otológica, evitar el uso de algunos medicamentos que puedan ser nocivos para la audición, a menos que sea prescrito y supervisado por un médico; reducir la exposición a ruidos fuertes (tanto en el trabajo como en las actividades recreativas) y utilizar dispositivos de protección personal como los tapones para oídos, auriculares que amortiguan el ruido ambiental… en caso de necesidad laboral.

En los menores de 15 años, el 60% de los casos de pérdida de audición son atribuibles a causas prevenibles; vacunando a los niños contra las enfermedades de la infancia, realizando pruebas de detección de la otitis media a los niños y llevando a cabo los tratamientos que el medico recomiende, …

Como nos recuerda el doctor Bartolomé Scola, director de la Unidad de la Voz y Otorrinolaringología de Vithas Internacional, en el caso de los recién nacidos es fundamental que se les revise la audición durante el primer mes de vida.

 

Detección y tratamiento

La detección e intervención tempranas son fundamentales para minimizar las consecuencias de la pérdida de audición.

¿Cómo detectar la problemas de audición? La pérdida puede producirse de manera repentina o progresiva pero en ambas casos es fundamental tomar medidas de manera rápida ya que cuanto más esperemos más puede agravarse.

La necesidad de que nos repitan las cosas, aumento del volumen de los diferentes dispositivos o al hablar, menor concentración, cambios de humor…son síntomas que podemos notar tanto en nosotros como en los que nos rodean y que puede indicar un problema de audición.

Algunas personas no acuden a un especialista porque no se dan cuenta del problema o porque no quieren admitirlo, la realidad es que es aquellos que sufren problemas de oído ven disminuido un sentido básico y eso afecta negativamente a su vida diaria; es por esa razón que es importante detectar el problema y tomar las soluciones más adecuadas.

Hay tratamientos que pueden mejorar la situación de los afectados como la utilización de audífonos, implantes cocleares y otros dispositivos de ayuda auditiva. La logoterapia, la reeducación auditiva y otros servicios conexos como la lectura de los labios, los textos escritos o impresos y el lenguaje de signos también pueden ser beneficiosos.

La enseñanza del lenguaje de signos ayudará con la comunicación, y los subtítulos y la interpretación al lenguaje de signos en la televisión facilitarán el acceso a la información.

 

Conclusión

Las revisiones periódicas de audición son necesarias y pueden ayudarnos a prevenir posibles problemas en el futuro, además es muy importante que al mínimo indicio de perdida de audición, molestias en el odio… acudamos rápidamente a un especialista, ya que puede marcar la diferencia entre algo puntual y un problema grave. Las intervenciones destinadas a prevenir, detectar y tratar la pérdida de audición pueden resultar muy beneficiosas.

 

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