Cómo afrontar la “nueva normalidad” tras la crisis de la COVID-19

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Cómo afrontar la “nueva normalidad” tras la crisis de la COVID-19

Este será un verano atípico en el que deberemos mantener las medidas preventivas para evitar contagios y a la vez recuperar nuestra normalidad para una buena salud física y mental. Os ofrecemos algunos consejos y reflexiones sobre cómo afrontar esta nueva etapa y la importancia del descanso veraniego.

Durante los últimos meses hemos vivido unas circunstancias excepcionales debido a la pandemia de la covid-19. A todos nos han afectado en mayor o menor grado empezando por los que han sufrido la enfermedad o la pérdida de un ser querido, el personal sanitario que ha estado en primera línea luchando contra ella junto con el resto de los trabajadores de servicios esenciales, los que la han vivido confinados, además de todos los afectados por la crisis.

En el momento actual en el que ya estamos retomando nuestra vida anterior al confinamiento no podemos bajar la guardia a nivel de medidas de prevención y detección pues el virus todavía sigue presente, aunque sin renunciar a recuperar nuestras actividades en la medida de lo posible.

Aprender a convivir con la covid-19 pasa por incorporar a la rutina diaria métodos preventivos. Porque, según el Dr. Anastasio Montero, cirujano cardiovascular de Vithas Valencia 9 de Octubre, “todo apunta a que vamos a tener que convivir con la covid-19 muchos meses”. El Dr. Montero nos recuerda que según los últimos estudios de seroprevalencia la gran mayoría de la población española no está inmunizada frente al covid-19, escenario que obliga a no bajar la guardia y tratar de crear una nueva rutina que incorpore medidas preventivas.

Por ello debemos evitar aglomeraciones y seguir utilizando mascarillas “siempre en espacios cerrados o cuando no se pueda garantizar la distancia de seguridad; solo en lugares en los que corra el aire y no haya gente cerca como la playa o el monte podría evitarse su uso”. En este sentido, el Dr. Montero destaca el riesgo que suponen los ascensores y escaleras en edificios y bloques de viviendas. “En ascensores la mascarilla es imprescindible”.

Lo más importante: lavado de manos y no tocar la cara

En cuanto al uso de guantes, su uso puede evitarse siempre y cuando se garantice el lavado de manos a la vuelta de un entorno ajeno a la vivienda. “En lugares como el supermercado en los que se tocan muchas cosas sí es recomendable su uso”. Con todo, “lo más importante es no tocarse la cara, sobre todo nariz y ojos, con guantes o sin guantes, así como lavar las manos siempre antes de cada comida”.

Además de mantener estas precauciones, es importante que vayamos volviendo a la normalidad que nos permita la situación.

Tras la ansiedad y las preocupaciones que han provocado, y todavía provocan, la pandemia y sus consecuencias, debemos aprovechar la llegada del verano y las vacaciones para volver a disfrutar del aire libre y darle a nuestro organismo un merecido descanso.

Vanesa Tejón, psicóloga del hospital Vithas Xanit Internacional, nos explica por qué es importante perder el miedo y volver a planificar nuestras actividades de verano:

Descanso y desconexión, una necesidad psicológica para nuestro organismo.

Las responsabilidades del día a día ya suponen vivir en un constante y elevado nivel de estrés, y si a estas le sumamos los meses que llevamos de confinamiento, con nuevas preocupaciones, problemas económicos, los niños en casa todo el día, el teletrabajo, la preocupación por la pandemia y un sinfín de problemas que se han añadido a nuestra vida cotidiana estos meses, la cosa se complica, y el estrés, se multiplica. Por eso, ahora más que nunca, es necesario para nuestra salud mental que, dentro de las posibilidades de cada uno, hagamos un parón en nuestra vida y nos tomemos en serio el período de vacaciones, ya que estas presentan numerosos beneficios para nuestro organismo:

Mejoran la salud física y mental, reparando el organismo de los daños provocados por el aumento de cortisol y la ansiedad a la que nos vemos expuestos cada día para cumplir con todas nuestras funciones. Cuando desconectamos, conseguimos equilibrar de nuevo nuestro estado de ánimo y relajarnos.

El descanso provoca la liberación de endorfinas, dopamina y serotonina, activando, además, los circuitos neurales de recompensa, esto ayuda a reformar la autoestima y el auto-concepto de uno mismo.

Somos capaces de analizar con más tranquilidad nuestros problemas y analizarlos con otra perspectiva, esto nos ayudará a afrontarlos mejor y de una forma diferente, pudiendo encontrar soluciones en las que antes no habíamos reparado.

Revitalizan nuestro cerebro: el cerebro es plástico y la vivencia de nuevas experiencias, que se dan durante las vacaciones, especialmente si viajamos, hacen que se creen conexiones nuevas entre las neuronas. Practicamos la flexibilidad y nuestra capacidad de adaptación, unas habilidades fundamentales para nuestra vida diaria.

Aumentan nuestra creatividad, pudiendo dar lugar a la formación de nuevas estrategias e ideas que en un entorno estresante no surgirían.

Producen un incremento de nuestra productividad: esto es debido a que el cerebro deja de estar centrado en un solo estímulo, lo que le ayuda a activar otras áreas cerebrales.

Ayudan a mejorar los síntomas de la depresión: sobre todo al cambiar de entorno, nuestros niveles de serotonina y dopamina aumentan. Estos neurotransmisores ayudan en la regulación de emociones como la felicidad o la tristeza. Ahora, más que nunca, tenemos que volver a equilibrar nuestro organismo para aprender a sentirnos bien con nosotros mismos y mejorar, de esta forma, nuestra salud mental y, en consecuencia, la física. Por eso desde el Área de Neurociencias del Hospital Vithas Xanit Internacional nos animan a perder el miedo al contagio (aunque sin olvidar las precauciones de prevención), y abrirnos a nuevas actividades que nos ayuden a sentirnos libres.